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domingo, 30 de julio de 2017

Y tú, ¿qué tal?

-Qué asco de día. Últimamente no me sale nada bien. 

Es demasiado tarde, lo sabes por el sueño que tienes. Apagas la luz de la mesilla de noche, te tapas y te acurrucas entre las mantas. Qué raro, hay unas manchitas blancas que bailan al son de tu mirada que se mueve a ciegas entre la oscuridad. Las observas durante un buen rato porque no puedes dormir, pero el cansancio vence y caes rendido.

El día comienza y tu despertador te avisa. Todo sigue tan oscuro como la noche anterior. Apagas el despertador con torpeza y te estiras. Notas algo raro, pero el tiempo no te deja pensarlo demasiado, así que te levantas y vas a subir la persiana. La oscuridad no se va. Tu corazón se acelera y te frotas los ojos. Cuando los abres, todo sigue oscuro. Tu respiración se corta unos segundos con los nervios a flor de piel y comienzas a hiperventilar. No te lo puedes creer, no te lo quieres creer. Temblando, posas los dedos en el párpado y la mejilla y los separas haciendo que los ojos se abran al máximo, pero no solo sigue todo negro, sino que además, notas como tus dedos índices se hunden ligeramente al tocar los párpados. La hiperventilación aumenta por momentos acompañado de un corazón que palpita cada vez más rápido. Una horrible sensación te recorre todo el cuerpo y se instala en la garganta impidiendo que tragues saliva con normalidad. Mientras tanto, diriges tus temblorosos dedos hacia un ojo y confirmas aquello que parecía imposible. No están. Caes al suelo de rodillas tratando de entender. 

"¿Qué está pasando? ¿qué es esto?"

Es lo único que tu mente, de forma repetitiva, acierta a pensar. Llega un punto en el que preferirías que te doliera para parar de buscarle una explicación a algo tan espeluznante. Tras quedarte inmóvil unos minutos, reaccionas y corres a tientas confiando en que la memoria no te falle a la hora de moverte por la habitación y el resto de la casa. Sientes angustia. Sientes desasosiego. Sientes que no avanzas y cada vez te encuentras peor. Aminoras el paso porque dudas de si tan siquiera estás en tu casa. Extiendes los brazos con cierto temor pero no consigues palpar nada. Avanzas con paso lento como si temieras caer por un precipicio hasta que alcanzas algo. Es pelo y es áspero. Tragando saliva, prosigues hasta que una mano te coge fuertemente la muñeca y te obliga a parar. Elevas tu cabeza  instintivamente y la mueves levemente hacia los lados queriendo encontrar al dueño de la mano. De repente, una voz de ultratumba, potente pero algo aguda te dice:

"A ver si así aprecias lo que tienes de verdad" 

Tras estas palabras, notas un aliento cálido y espeso en la cara al que acompañan unos ruidos semejantes al gruñido de un león que de pronto se convierte en un grito atronador y furioso que sientes delante de ti en todos los sentidos. Un grito que se va transformando poco a poco en el chillido normal que acostumbras a escuchar cuando alguien se asusta. Entonces, con la cabeza bombeando a la misma velocidad que el corazón, te incorporas en la cama y, con sudores fríos, comienzas a tocarte la cara. 

Tranquilo... sólo ha sido una pesadilla.

*  *  *
¿A que si te digo que he estado viendo cortos y 
documentales sobre Tim Burton, 
te encaja esta entrada? es que me encanta 
y a veces no puedo evitar
querer acercarme a su mundo.
En fins, ¡espero que lo hayas disfrutado 
tanto como yo escribiéndolo!
Gracias por leerme :)

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