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jueves, 25 de abril de 2019

Se va, pero vuelve. Vuelve, pero se va.

Vino tan rápido como se fue. Ella es así, lo suele hacer. No se despidió, pero mandaba señales que indicaban que lo haría. Aunque siempre vuelve. Es de esas que viene cuando sabe que la quieren de verdad y, bueno, aunque a veces me cuesta reconocerlo, yo la quiero de verdad. A veces tengo miedo. Tal vez no a ella, sino a lo que me provoca. Son sensaciones que me llenan de alegría y de ganas, que me hacen sonreír sin darme cuenta y que consiguen ponerme los pelos de punta y el corazón a cien. El problema es que, después de todo, tengo miedo. Estas emociones comparten hueco con un ligero revoltijo en el estómago que no me hace bien. Dentro de mi tiene lugar una discusión en la que deseo eludir al revoltijo por un lado, y simplemente echarla a ella de mi vida por el otro.

Es triste, pero no siempre gana el pulso. Aunque tampoco me extraña. A veces aparece provocando y se va sin razón alguna. Creo que solo ocurre cuando la llaman demasiado y ella, harta, decide acudir pero sin mucho ánimo y predispuesta a vengarse por el exceso de pesadez. Supongo que piensa que te ríes de ella porque la reclamas para nada y entonces se acaba riendo de ti. En ese caso, no lo veo del todo mal, lo hace para darnos una lección. Aún así, ella es muy agradable, por eso nunca rechaza una invitación a pesar de todo. Lo que pasa es que odia esas situaciones. Esas y otras en las que la mandan con otra gente. Se siente una especie de paquete que se pasan unos a otros. Esta situación no suele llega a buen puerto, ya que cuando aparece diciendo que es 'amiga de', la malinterpretan y termina haciendo daño a personas inocentes. Para cuando esto pasa, ella ya se ha ido porque se da cuenta de que ahí no tiene nada que hacer. Estas cosas le frustran, pero forman parte de su vida y de su razón de ser.
Black and white illustrations about heartbreak by Henn Kim @henn_kim

Yo la he llamado a veces solo para charlar sobre mis proyectos futuros o para recordar aquellos en los que me acompañó. Cuando le cuento las mil ideas que surcan mi cabeza, se va. Creo que intuye que ni a mi me convence lo que digo. Por eso valoro tanto cuando se queda, porque sé que voy bien encaminada. Un día, hablando del tema, recuerdo que un chico me dijo que él no quiere saber nada de su existencia y mucho menos entiende que haya gente que pase tanto tiempo con ella. Estuvo explicando que cuando era más joven, le acompañó en muchos, muchísimos trabajos. Para él, era una compañera fiel e indispensable. Sin embargo, en uno de ellos, perdió a una persona muy querida y todo cambió. Su mundo se volvió gris y perdieron el contacto. A pesar del humor del que hizo alarde durante toda la velada, él tenía un semblante serio, nostálgico y algo distante. Le intenté convencer para que la llamara. Para que hiciera alguna actividad con ella. Pero no me hizo caso. Hay personas así, que la rechazan y, una vez la pierden de vista, no quieren recuperarla. 

*          *          *
Esperanza.
Ella es la protagonista.
Espero que te haya gustado <3 font="">

sábado, 3 de marzo de 2018

La caja

Siento haberte cargado con todo esto, sé que pesa pero no podía hacerlo sola. Necesitaba que la llevaras tú un rato, que la soportaras, que lo hicieras por mí. Si no querías estabas en tu derecho, es más, lo habría entendido perfectamente porque veo que tú también llevas algo... por eso te agradezco tanto que me hayas ayudado.

Si quieres saber lo que hay dentro... bueno, eso no te lo puedo decir, es un secreto. Pero no te sientas mal, por favor, porque ni siquiera yo lo sé la mayoría de las veces. Quiero decir, si abriera el paquete seguramente reconocería lo que hay, pero cuando está cerrado... Son cosas que voy guardando, que se acumulan y cuando quiero acordar, insisto, me pesan tanto que no siempre puedo con ello. 


Lo cierto es que podría abrirlo y dejar cada cosa en su sitio, el problema es que no siempre sé cuál es y por eso las llevo conmigo. Es complicado gestionar este tipo de cosas porque son muy delicadas y hay momentos en los que cuesta más hacerlo que en otros. Se supone que lo mejor es pedir ayuda a alguien en quien confíes mucho para que, desde su posición, te ayude a colocar y te eche una mano con los objetos más pesados. De hecho, yo misma he pedido ayuda a algunas personas importantes, a pesar de que no me gusta hacerlo. No porque haya ido mal, al contrario. Es que siento que es una molestia. Son mis cosas y no tengo porqué cargar a nadie con ellas. ¿Que si puedes hacerlo solo? Por supuesto, pero es algo más complicado: se necesita mucha fuerza y tener la mente serena para organizarlo todo correctamente y que no se desperdigue por todas partes. En definitiva, es preferible ser socorrido antes, que una vez las he metido en cajas, porque así, hacinadas, pesan mucho más. Pesan y molestan. Están hechas un caos y algunas se enredan entre sí... y en fin, ese es el momento en el que le doy la caja al primero que pasa poniéndole en un compromiso. Entonces ni siquiera soy consciente, simplemente me deshago de ella; pero después me siento fatal. Sí, es lo malo que tiene no querer pedir ayuda antes, cuando todo te desborda, que luego haces las cosas de otra manera y se tuerce todo. 

Y lo peor que te puede pasar no es solo cargar a otros con tus cosas, es que los otros las tiren y las rompan. Sí, hay gente que lo hace. No tiene porqué romperse nada, pero suceder, sucede. Sí, porque la gente no tiene porqué cargar con nuestras cosas, no tiene porqué llevar esa caja cubierta de pinchos y cinta adhesiva en la que pone 'RABIA', sólo los que de verdad te quieren lo harán y te perdonarán. Solo los que te quieren de verdad se darán cuenta de que todas esas cosas que guardas dentro son importantes para ti y necesitas mantenerlas ahí hasta que encuentres su sitio. Solo quien te quiere de verdad, te ayudará a soportar el peso. Ahora bien, ten cuidado, que hasta el más fuerte se cansa.


*   *   *
La rabia y lo que nos guardamos acaba saliendo ¿es o no es? 
En fins, no he estado muy fina, pero espero que 
al menos, hayas disfrutado leyéndola.
Gracias por llegar hasta aquí :)

domingo, 21 de enero de 2018

Little Big Monster

Intenté taparlo, pero no había manera. No sabía cómo, ni en qué momento, pero se había hecho enorme. Era evidente que alguien le había estado alimentando a mis espaldas, o quizá lo hizo él mismo. En cualquier caso ahí estaba. Enorme, imposible de ignorar. No pudo esperar a que lo soltara y lo dejara libre porque para ello necesitaba un tiempo que tal vez no podría soportar. Mi pequeño y suave monstruito de pelo fino, fuerte y suave se había convertido en una enorme bestia cubierta de espinas, igual de finas, pero más agudas. Qué horror.

Se quiso acercar a mi, pero yo me alejé. Él no era consciente de su nuevo aspecto, solo me quería abrazar, como siempre que voy a verlo. No es el primero que tengo, he tenido muchos como él. Son dóciles e intensos -unos más que otros-,este concretamente, lo es demasiado. Y te diré más: no es la primera vez que aparece, aquella vez, yo era muy pequeña. Mi mejor amiga me había dado de lado sin razón aparente y entonces lo vi. Sin embargo, no me acerqué a él hasta el día que ella estaba con esas otras niñas. No me miraban bien y parecían comentar cosas. Cuando coincidí con su mirada, la de esa amiga con la que jugaba y me reía hasta hacía poco, me quedé impactada al contemplar su altanería. Supongo que cuando eres tan joven no sabes cómo reaccionar, ni lo sientes de la misma manera, eres inocente y no te lo esperas. Entonces él vino a mi lado y lo abracé sin contemplaciones. Me atravesó con sus agujas y yo lloré desconsoladamente hasta que no pude más. En aquella ocasión, él no había crecido aún, sin embargo, pude comprobar lo terrible que era sentirlo. Poco a poco, me acostumbré a su tacto dañino y supe que era necesario en mi vida. Desde entonces, ha tenido crías que se han ido yendo y también han aparecido otros como él.  Algunos se han quedado para siempre, pero son diferentes a este 'pequeño'. Creo que me han cogido cariño y por eso, por más que los libere, siempre vuelven y se quedan un tiempo conmigo. Cada vez se quedan menos, pero siempre, siempre vuelven.

Como iba diciendo, este pequeño se hizo grande de la noche a la mañana. Cuando se va, regresa algo más chiquitín porque nadie lo alimenta, por eso esta vez me ha pillado de sorpresa lo mucho que ha crecido. Supongo que no he querido darme cuenta... o que se ha sentido ofendido porque he tratado de ocultarlo y se ha comido todo lo que ha pillado... pero ¿qué podía hacer? A veces no soy capaz de aceptarlo y no voy a verlo. Sé que no tiene culpa de nada, pero simplemente no quiero y lo evito.

Me vi frente a él, en aquella habitación que parecía haber encogido y le miré con toda la valentía que pude. Mi bestia sobrealimentada se quedó quieta esperando a que hiciera el siguiente movimiento. Me acerqué lentamente, temerosa pero decidida, y toqué la punta de un aguijón. Sabía que lo que me esperaba sería espantoso, pero también que era hora de aceptarlo para dejar que se fuera antes de que destrozara la habitación y todo a su paso. Lo abracé y lo sentí como nunca. Ese Dolor era tan fuerte que no podía soportarlo. Tan intenso y tan letal que solo recordarlo me abruma. Estuve mucho tiempo así, tirada de rodillas y asimilando que lo que hacía era necesario. Poco a poco, el Dolor dejó de ser tan agudo, sus finas agujas que tanto daño me habían hecho en la garganta, en el estómago, en la cabeza y sobretodo en el pecho, se fueron ablandando hasta que quedó apenas un tacto ligeramente molesto. Y así, sin más, me miró satisfecho y se fue.

 *    *    *

 Este es el Dolor de la decepción,

¿alguna vez te ha dolido a ti?

Supongo que sí, ¿a quién no?

En fins, si tienes algo que decir, no te cortes y comenta :)

Gracias por llegar hasta aquí 

PD: La historia de la niña es inventada


miércoles, 27 de diciembre de 2017

La Substancia

Lo he sentido. Algo dentro de mi se desplazaba a toda velocidad y salía por cada poro de mi piel como un torrente irrefrenable. Como si cada pequeña molécula que formara esa extraña sustancia invisible se agolpara en la salida y no encontrara cabida para hacerlo tan rápido como quiere. Cuando ese algo llega a su destino, desaparece. Podríamos hablar de un acto desesperado que cumple una función vital.

Los más débiles pueden verse envueltos en una vorágine fatal que termina con un descontrol total de sus propios actos, los cuales pasan a ser capitaneados por la substancia. Que ¿a qué me refiero con débiles? Bueno, cuando el cuerpo expulsa dicha substancia, experimenta un dolor difícil de soportar. La sensación es letal, pero depura. Sientes una especie de angustia, pero se debe a que la substancia es adictiva y una parte de ti no quiere deshacerse de ella. Conforme va apoderándose de ti, genera pensamientos que de puertas para adentro te hacen sentir superior, pero de puertas para afuera, resultan todo lo contrario. 

Te estarás preguntando de dónde sale todo este germen invisible. Por lo visto se origina cuando la persona posteriormente afectada detecta algún acto de injusticia incomprensible realizado hacia sí misma. Las claves son 'quién', 'qué' y 'porqué'. El 'quién' es la cuestión más relevante, pero aún así, cuando alguna de estas tres preguntas se te escapan, la substancia comienza a tomar forma. ¿Por qué el 'quién' es la más importante? Porque suele ser alguien con quien compartes una relación suficientemente buena como para que no te haga cierto tipo de cosas. Total, que partiendo de esta base, no estamos a salvo de la substancia en ningún caso. Pero no hay que alarmarse, es fácil de descomponer y cuanto antes lo hagas mejor. 

La sensación de deshacerte de la substancia podría asemejarse a la que te deja un fisio: infringe cierto dolor, pero pasado el tiempo, te sientes como nuevo. El tiempo, un factor importante. Como decía, cuanto antes te deshagas de la substancia, mejor. Basta con cuatro golpes de realidad, un poco de olvidar y el ingrediente que no puede faltar, la fuerza (mental).

Lo he sentido. Se desplazaba dentro de mi. Pero ya no. ¿Lo has sentido? ¿También se ha desplazado dentro de ti? Puede que lo esté haciendo ahora mismo. Espero que si es así, lo destruyas antes de que él te destruya a ti. 

*    *    *

Es horrible lo imbécil que te sientes
cuando alguien traiciona tu confianza
para beneficiarse de ella,
pero definitivamente, es mucho peor
dejarse llevar por el rencor.
Y más habiendo tantas formas productivas de canalizarlo, ¿a que sí?

En fins, gracias por haber llegado hasta aquí :)

lunes, 16 de octubre de 2017

La 'Ella' Durmiente

Hay una parte de mi que está dormida. Se encuentra flotando en el limbo de algunos de mis Pensamientos. Aquellos que la necesitan despierta. Ellos la mantienen viva, pero no pueden hacerlo para siempre. No tienen esa capacidad. Precisan de algo más para que despierte, de una chispa, sino llegará un momento en el que ellos, sintiéndose abandonados, desaparecerán y, por su parte, ella morirá. 

Esa chispa orbita alrededor de los Pensamientos y es como la lluvia: sigue un ciclo. Esto significa que, en realidad, está presente en todo momento, pero no es hasta que se enciende cuando cumple su función. Surge repentinamente, cuando se dan una serie de condiciones en el transcurso de ese ciclo, lo que ocurre es que para algunos es difícil prenderla. Se requiere de mucho coraje para conseguirlo... y confieso que tengo miedo porque presiento que, como siga así, esa parte de mi morirá. El deceso no tiene lugar de la noche a la mañana, de hecho hay partes de nosotros mismos que permanecen dormidas eternamente y mueren cuando nosotros lo hacemos. Dicen que eso es incluso peor, porque los Pensamientos sufren. De hecho, me apenan mis Pensamientos, por ello intento alimentarles cada día, para que se mantengan fuertes hasta que logre encender la chispa. Pero a veces lo más difícil no es eso, sino defenderles de los monstruos. Sí, los monstruos ¿no has oído hablar de ellos? Verás, no hay dos iguales, pero se les distingue por su aura oscura. Los hay de distintos tamaños y formas, y, en definitiva,  buscan deshacerse de los Pensamientos. Para ello, absorben su energía hasta evaporarlos y dejarlos en nada. Es por ello que hay que alimentarlos cada día: necesitan fortalecerse, pues estos monstruos no actúan de manera inmediata, todo ocurre lentamente.


¿Ahora entiendes a lo que me refería cuando hablaba del coraje? Estos monstruos formaban parte de los Pensamientos a los que intentan absorber, pero en el momento en que se originaron, se desprendieron de ellos y se regodearon en la oscuridad que les envuelve. Hay personas que cometen el error de alimentarles a ellos también con el pretexto de que, al fin y al cabo, también son 'sus creaciones', pero eso solo empeora las cosas. A los Miedos, nunca hay que alimentarles, ellos solos sobreviven mejor que los Pensamientos. 

Me he propuesto visitar más a menudo a los Pensamientos, contemplar esa parte de mi dormida e imaginarla despierta. Haré lo imposible para avivar esa chispa, esa bombillita, esa Idea. Siempre que lo he hecho, ha terminado originándose otro Pensamiento, porque así es como nacen: son un intento fallido de encender la chispa. Pero no, yo sé que algún día despertaré esa parte de mi, ese sueño por cumplir se hará realidad. Y espero que tú, querido lector, hagas lo mismo con esa parte de ti que dormita en algún rincón de tu cabeza. 


*   *   *


Gracias por llegar hasta aquí :)

viernes, 25 de agosto de 2017

Máscaras

Las tengo todas recogidas en una estantería resguardada que nadie ha visto jamás. La estantería es blanca e infinitamente enorme y ellas están ordenadas por colores: de más alegres a más tristes, pasando por intensos, neutros y muchos más. Estoy segura de que las has visto, pero no de esta manera. Nadie las ha visto de esta manera, pero a ti, que me estás leyendo, te daré el privilegio de saber un poco más. 

Verás, están hacinadas en una sala tan blanca como la misma estantería. En ésta hay un espejo enorme que se esconde tras ellas, aunque también hay muchos reflejos y brillo por todas partes. A pesar de que a veces no me gusta ir allí, siempre he pensado que es un lugar mágico y maravilloso. Creo que no podría detallarlo lo suficiente como para que te lo imagines, pero te podría decir que cuando das el primer paso hacia el interior, sientes todo lo contrario a lo que sentías fuera. Eso es justamente lo que me genera desazón, sin embargo esa es la razón por la que entro. 


Una vez allí, solo puedes avanzar hacia la gran estantería o volver. Si finalmente te decantas por la primera opción, solo tendrás que posicionarte frente al mueble y buscar cuál es la que necesitas. Una vez la encuentras, con  un leve gesto de asentimiento, ésta cae suavemente como si de una pluma se tratara. Cuando la tienes en tus manos, se escuchará un ruido atronador tras el que podrás ver el espejo del que te he hablado antes. Es entonces cuando te ves frente a ti y te tienes que poner la máscara para practicar el gesto que la misma suscita. Esto tiene su sentido, porque las máscaras solo te ayudan a exteriorizar el semblante que has elegido,  pero tú debes aprender a falsearlo. 

Se podría decir que el uso de estas máscaras es terapéutico. Sí, terapéutico; todos arrojamos una especie de luz resplandeciente -que no cegadora-, una luz que se origina en el estado de ánimo. Éste no siempre merece que alguien lo vea, pues puede provocar un sinfín de reacciones que, según en qué casos, conviene evitar.

Por último, me gustaría hacerte un par de advertencias. He oído que hay personas a las que se les ha quedado incrustada la máscara y se le ha quedado adherida sin apenas remedio. He oído que hay quienes dejan de necesitarlas y sólo las usan en casos de verdadera necesidad. También he oído que hay máscaras que no deberían ser utilizadas porque si abusas de ellas puede producir algún trastorno en la personalidad de quien la lleva. Por lo general, esto ocurre porque se confunde el uso que tienen estas máscaras.




Bueno, yo ya te he mostrado mi sala, ¿cómo es la tuya?

viernes, 5 de mayo de 2017

Un pequeño pedacito de mí

Te he ido dando pedacitos de la cosa más preciada que tengo con la esperanza de que no la pierdas. Es muy, pero que muy importante para mi que no se rompa y que no se la des a nadie. Si esto ocurre, será prácticamente irrecuperable y te aseguro que no será lo mismo; habrá adoptado otra forma. Puede que, en ese caso, debas comprar un bote de cristal especial, porque se convertirá en humo y tendrás que atraparlo rápidamente. Contando, claro está, con el supuesto de que siga quedando algo.

Tranquilo, no eres el único al que se lo estoy dando, de hecho, muchas personas de mi alrededor tienen más o menos pedacitos de esto. ¿Te preguntas cuánta puedo tener? Pues es infinita. O eso espero... Hay veces que hasta a mi misma me ocurre lo que te he dicho: se evapora y se va volando poco a poco.  Sé, por experiencia, que cuando esto sucede no tengo que temer, porque no se va tan rápido como cuando se le escapa a alguien ajeno; pero es normal: es mía. El miedo que paso es enorme porque me siento muy vacía entonces. Vacía y sobretodo sola. La necesito para estar bien, me calma y me mantiene viva de verdad. 

Te preguntarás cómo se me ocurre regalarte algo que es tan importante para mí. El caso es que hay mucha gente que, pienso, se lo merece. Pero no te creas que la doy de golpe, como ya te he dicho, esto va poco a poco. Depende del tiempo y de cómo me sienta con la persona; como verás, contigo me estoy sintiendo genial. Pero... por favor, no la estropees. No la arrugues, ni la tires. Me acabaría  dando cuenta y me dolería un poco...

...

Bueno, para serte sincera, a una parte de mi no le importaría del todo. Claro que me decepcionaría, pero te sorprendería saber lo mucho que he aprendido cuando alguien, con un puñado más o menos grande, se ha deshecho de ella. He visto el mundo de otra manera. En esos momentos (no siempre) se han evaporado pequeñas partes de la que tengo reservada para mi. Es entonces cuando han venido algunas de esas otras personas a las que les he dado alguna vez, y me la han devuelto porque han visto el humo saliendo de mi cajita.

Te diré que no soy la única que tiene y que, de hecho, en otra caja enoooorme guardo montoncitos más o menos grandes de la que me dan los demás; de la suya propia, me refiero. La guardo en compartimentos distintos, obviamente. Y es genial; eso también hace que mi propio montón aumente de alguna manera. Y sí, todo lo que te he estado contando también es aplicable a ti, porque, como todos, tú también tienes un montoncito de confianza y, como todos, tú también decides a quién se la das y a quién no; y, como todos, tú también has sentido lo que ocurre cuando la rompen o cuando te falta. 

Un consejo: no la des como si nada, pero tampoco la guardes bajo llave en una caja cubierta de cadenas en el fondo del mar.

*    *    *
No sé cuánta confianza tengo contigo,
pero espero que la suficiente como para que escribas qué te ha parecido
Sino, espero que al menos te haya gustado :)

viernes, 31 de marzo de 2017

La ciencia de la Digestión


El otro día me di un atracón y no sabes cómo me dolía la barriga después. Pensé que dejaría de tener hambre para cinco años por lo menos. Y era extraño, porque no podía más pero a la vez sentía como si me estuvieran oprimiendo el aparato digestivo. ¡Dios, era como si estuvieran haciendo un nudo marinero con los intestinos! En serio, ¿no te ha pasado alguna vez? Que te duele tanto que tienes que ponerte en posición fetal con un cojín hasta que se te calme. Recuerdo que lo hacía de pequeña y algo mejoraba. Al menos durante un rato. Pero esta vez no. Nanai de la China. Que no se iba. Es más, acabé llorando del dolor. Se me subió a la garganta y todo. El dolor no, el nudo marinero; que tenía otro en la garganta, vaya. Lo que faltaba, ya no podía ni tragar. Pero, ¿cómo ha pasado esto? Bueno... tampoco te voy a engañar, ya estaba notándome rarilla, pero no imaginé que sería tan grave.

Estuve un buen rato llorando porque el dolor era insoportable. Se me agolpaba lo tragado, lo sentía queriendo salir en el estómago, en la garganta y en la cabeza que también me palpitaba. Bueno, esto sonará asqueroso, pero vino una amiga a ayudarme y no pude más. Tuve que vomitar. Lo sé, lo sé, da mucho asco, pero a veces es necesario. A partir de entonces me sentí algo mejor, aunque el dolor de cabeza siguió ahí. 

Entonces no entendía nada, era más pequeña y no sabía qué límites podían o no traspasar el cuerpo... y la mente. Porque me di un atracón de palabras que no dije. Me di un atracón de espinas que se clavan y otro tanto de veneno que debí haber escupido cuando tuve oportunidad. Pero no lo hice. Me callé. La mayoría de veces por miedo; o miedos más bien, distintos tipos de miedo. Crecemos y comenzamos a conocer ese límite del que hablaba, pero supongo que hasta que acostumbramos a nuestro 'cuerpo' a actuar en cada situación, nos queda pasar por muchos cortes de digestión.


*     *     *

Esta entrada es un poco aleatoria
Simplemente quería plasmar de una manera cercana y distinta
lo que siento cuando pienso que me han faltado cosas por decir
y/o he dicho otras que no debería
Y bué, ¿sientes lo mismo? Me encantaría saberlo,
Sino, te agradezco que simplemente hayas leído esto :)

jueves, 15 de diciembre de 2016

La niña que abrazaba cactus

Me gustaba coger los cactus y apretarlos contra mí en un intento de abrazo fallido. Sentía cierto dolor, pero en mi mente lo percibía como ese tipo de dolor que gusta. Como cuando tienes una picadura y necesitas rascarte, o tienes una costra y te la quitas aún sabiendo que ninguna de las dos son buenas para que desaparezcan. Pues así me sentía.

Luego, llegaba un momento en el que dejaba de sentir el dolor y me sentía rara. Entonces me daba por abrir los ojos y veía como mi pecho y mis manos estaban destrozados. Completamente llenos de rasguños y, en ocasiones, heridas profundas. Bastante profundas. Cuando pasaba esto, reaccionaba inconscientemente tirando el cactus asustada. Estos quedaban en el suelo y a mi me daba pena. Al principio los recogía y los volvía a colocar en un nuevo macetero. Pero cuanto más me pasaba, más me planteaba dejar de hacerlo. Así que, viendo que no se podrían arreglar, decidí tirarlos a la basura.

Pero... ¿qué podía hacer? "son mis cactus y los quiero" pensaba. 

La gente no lo comprendía. " Lo normal es que los colecciones sin más", "¿Te has planteado comprar otro tipo de plantas?"... "Pero a mí me gustan los cactus y no, no me gusta el tener por tener", les contestaba yo. Como he dicho, ellos no me comprendían a mi, ni yo quería entender su modo de ver las cosas.
Al menos en ese entonces. Llegó un momento en el que todo eso cambió y me harté.  "La salud es lo primero", me dije, "y ya la dejé de lado por aquel monstruo en su día. No dejaré que vuelva a pasar".



Desde entonces soy más cuidadosa. Cuando compro un cactus, lo riego y lo cuido como se debe : con paciencia y puede que algo de cariño, sin más. Además, el otro día me enteré de que de algunos pueden germinar flores y eso me aporta otra manera de ver las cosas; como que realmente merece la pena esperar hasta ver esa pequeña ¿"recompensa"?

miércoles, 9 de noviembre de 2016

La Unión Perfecta

Te juntabas con malas compañías que sacaban lo peor de ti. Esa tía tan estúpida y arrogante se aprovechaba. Te arrastraba con ella y no lo veías. Pero si estaba clarísimo. Se te notaba hasta peor: desganado, sin fuerzas, sin ganas. Sospecho que odiabas esa sensación, pero entiendo que era imposible separarte de ella. He oído que es un vicio, un pecado capital.

Por eso me alegro tanto de que la conocieras a ella. Esa chica juvenil, graciosilla y algo loca con la que sales ahora. En serio, es genial. Ilumina a su paso. Se la ve tan segura... Parece algo inocente y a veces suena un tanto extravagante lo que dice... pero ¿sabes? Al menos te anima a hacer más cosas. No sé, veo como que tienes más ganas de de vivir.

Sé que a veces vuelve y te tienta; sé que incluso consigue seducirte y retomas ese círculo vicioso. Pero ya no es como antes. No desde que has probado lo que se siente cuando te juntas con ella.













Mi querido Aburrimiento, 
despídete ya de la Pereza,
Con Imaginación aprovechas el tiempo,
la otra te lo hace perder mientras te embelesa.

viernes, 28 de octubre de 2016

Paseo por los Hemisferios

Estaba revisando cada una de las estanterías del almacén mientras paseaba como siempre, cuando noté que las luces parpadeaban. Lo percibí como algo normal, después de todo, el lugar no es que fuera muy actual que digamos. 
Tomaba notas de cada frasco y de su contenido. Los había de varios tamaños y formas. En la izquierda había unos tarros más opacos con colores fuertes entre los que destacaban el verde, el azul eléctrico, marrones,... algunos expulsaban burbujitas y otros hasta se veían algo traslúcidos. En la derecha, los envases eran más distintos entre sí; de hecho, no había dos iguales. Los había gorditos, alargados, retorcidos, en forma de muelle; de cristal, de plástico, de vidrio, de madera,... y en cuanto a los colores... eso sí que era algo insólito. Cada día veía cosas más extravagantes. Si hasta había un tarro que parecía contener una galaxia en miniatura. Ese era, sin duda, mi favorito. Solía quedarme un rato mirándolo. Ese y otro en el que parecía haber nubes que se movían lentamente. La palabra magia revoloteaba sobre mi cabeza al mirar cualquiera de los dos. Qué espectáculo, de verdad. 
Aquel día, no sé porqué, me dio por tocar el "tarro espacial", como a mi me gustaba llamarlo, y una especie de rayo salió del centro para unirse con mis dedos. Lo levanté y lo puse a la altura de mis ojos. Giré el tarro un par de veces. Vi como unas estrellas giraban sobre un eje invisible a cada vez más velocidad y me quedé como en shock.  No sé si ocurrió realmente o si fue cosa del subconsciente, pero por un momento sentí que las luces se apagaban y estaba sola con el tarro en mitad de una nada oscura. Probablemente fuera cosa de mi cabeza porque ese negro se convirtió casi sin darme cuenta en blanco y, al rato, estaba rodeada por un auténtico universo. No pude contemplar mucho más porque un terremoto me tambaleó devolviéndome a la realidad. Menos mal que fue algo leve. Dejé el bote en la estantería y lo observé sonriendo. Otro terremoto. Este me pilló peor y di un tropezón hacia atrás con tan mala suerte que tropecé y enganché uno de los tarros que había en la estantería de enfrente. 

CRASH

Vi cómo un bote negro y rotísimo expulsaba nubes púrpuras y grises y derramaba un líquido espeso y verdoso. Me eché la mano a la boca por si fuera tóxico y fui a por la escoba, la fregona y el recogedor para arreglar el estropicio. Cuando me puse a limpiarlo, encontré un cartelito entre los cristales en el que ponía "Rencor". Lo miré extrañada y seguí con mi labor. 
Desde entonces, mis compañeras están haciendo otra dosis de "rencor", pero por lo que se ve, les está costando. 

*  *  *
El tarro galáctico podría ser la esperanza y el terremoto, cualquier problema con alguien.
Hace tiempo que me cuesta tener rencor porque pienso que no merece la pena.
¿O será falta de amor propio? La verdad es que no lo sé.
En fins. Típica historia que publicaré y nadie leerá, así que bah, jajaja
Para quien lo haga, mil gracias; espero que te haya gustado :)

miércoles, 27 de julio de 2016

Wabi Sabi

He combatido miles de veces contra ti y puedo decir alto y claro que has sido mi peor enemigo.
Me has retenido en un castillo; me secuestraste y me dejaste encerrada. 
Como me acuerdo de aquellos eternos días resguardada en esa oscura habitación que flotaba en mitad de la nada. Como me acuerdo de todas las veces que aparecías de repente cuando intentaba escaparme. Cómo me mirabas. Cómo te miraba. Cómo hacías que parase de gritar, tragase saliva y me sentara resignada.
Recuerdo que hacías latir mi corazón a mil pulsaciones por segundo con tu sola presencia. Que me ponías histérica y sacabas lo peor de mí. Y lo que te odiaba por ello.
Sí, te odiaba. Hasta que, pasado el tiempo, te cogí cariño. No, no sufrí el síndrome de Estocolmo. Simplemente aprendí a tratarte. Aprendí que tú eras una bestia mansa que solo venía a protegerme. A hacerme fuerte. Tú nunca me tocaste, ni siquiera tuviste la intención; cuando me di cuenta de ello, fue cuando realmente escapé de aquella burbuja que yo misma fabriqué para huir de ti. Ahora me acuerdo. 


Sí. Ahora me acuerdo. Llevo huyendo de ti desde el primer día que apareciste en mi vida; no soportaba la idea de que me persiguieras y mucho menos de que me atraparas. Fue entonces cuando me atrincheré en aquel castillo para que me dejaras en paz. Sí. Y funcionó. Por eso cada vez que quería fugarme, te presentabas, porque, como ya he dicho, querías protegerme. Querías hacerme fuerte.
No te preocupes, lo has hecho. Soy más fuerte que nunca. Y más desde el día en el que me escapé y descubrí tu verdadera naturaleza. Desde entonces camino contigo a mi lado y no me da apuro mirarte a los ojos. Desde entonces, de hecho, siento que te necesito en cada cosa que hago porque significa que, contra todo pronóstico, no voy tan mal encaminada.


A ti, bestia mansa. A ti, Miedo.


* * *
La palabra que da título a esta entrada
es de origen japonés, y significa, literalmente
"la manera de vivir que se centra en buscar la belleza
dentro de las imperfecciones de la vida aceptando 
el ciclo natural del crecimiento y la decadencia".
Es de esas palabras que definen algo en un solo país, 
ya que en otros carece de un término propio que lo haga.
Me pareció perfecta para esta entrada,
ya que el miedo es una de esas cosas que, antes que rehuir,
debemos aceptar.
Espero que te haya gustado :)  

lunes, 27 de junio de 2016

¿Qué..?


Es entonces cuando todo se inunda de repente. No te da tiempo a coger aire ni tan siquiera y la desesperación se va apoderando de ti. Un líquido transparente pero peligrosamente espeso ocupa todo tu espacio en décimas de segundo haciéndote enloquecer. Pataleas con angustia buscando una salida, pero cada vez te falta más el oxígeno. Notas como el corazón golpea tu pecho amenazando con salir atravesado en cualquier momento, todo tu cuerpo lucha por sobrevivir. Te estás ahogando y lo peor es que no puedes hacer nada para evitarlo. O sí. Puedes ver un ápice de luz sobre ti que, iluminando el tremendo espesor, se hace más grande conforme te acercas. Abres los ojos esperanzado y te impulsas impetuosamente hacia él aún sintiendo como las fuerzas te abandonan poco a poco. Finalmente, se marchan por completo dejándote suspendido a tan solo unos metros de "tu salvación".


* * *

¿Te suena esa sensación?
En realidad, es muy común. 
Pero también necesaria porque nos incita a luchar.
Nos incita a revivir con más fuerza y a fortalecernos.



                                                   * * *

En un abrir y cerrar de ojos has conseguido volver en ti. Sacudes la cabeza y miras hacia arriba.

¿Qué ha pasado? ¿has vuelto a fondo? ¿y qué puedes hacer ahora?

Miras a tu alrededor y... espera, sigues estando en la habitación y ¿qué es eso? ¿un tapón? Hay un tapón enorme en medio del cuarto. Nadas a toda prisa hacia él y, haciendo acopio de todas las fuerzas que te quedan, tiras. 

*Clonk*

Sales disparado hacia un extremo de la habitación mientras el líquido se pierde en el fondo del inmenso agujero. Te enganchas a una barra que hay sin soltar el tapón. Todo está ocurriendo muy rápido, apenas eres capaz de ver nada, de hecho ya no hay una gota del líquido. Te diriges hacia el agujero y, tras taparlo, desaparece. 

                                                   * * *


Cuando nos hundimos, somos incapaces de pensar
en otras alternativas para salir de donde estamos,
y olvidamos que siempresiempresiempre hay una solución.
¡que no hay mal que 100 años dure!

M©Z®


Gracias por leerme :)

sábado, 30 de abril de 2016

El viajero y la Piedra

'Siempre se tropiezan conmigo, pero nunca nadie me lleva consigo' pensaba la piedra del llano camino pensativa.

Era una piedra de tamaño medianamente considerable que siempre se encontraba en mitad de un sendero liso. El caso es que ella destacaba entre la tierra y los hierbajos que rodeaban el paseo, pero la gente no siempre reparaba en su existencia y solían tropezarse con ella, entonces la pateaban de pura rabia. Otras veces se dedicaban a patearla por gusto un rato y ya

. El caso es que no era un lugar muy transitado que digamos, pero de vez en cuando pasaba un viajero despistado y PUM.

"Pero ¡¿qué hace esto aquí!? " y lleno de rabia 'BOMM' le daba una patada que la trasponía hasta unos cuantos metros más adelante. Es curioso porque nunca llegaba a la hierba, y si lo hacía, de alguna manera volvía a la senda.

Un día, un viajero cansado que no se percató de su presencia cayó como tantos al encontrársela. Éste se quedó largo rato en el suelo rezagado hasta que decidió levantarse. Bebió agua y la golpeó.

"Qué raro. Otra vez." pensó con ironía la piedra.

Pero el peregrino se dedicó a ir por todo el camino dándole patadas como si de un balón se tratara. Esto a la piedra le encantaba. Jamás había avanzado tanto ni visto tantas cosas a su paso. "¡Es genial!" se decía. El viajero no se cansaba de patear aquella piedra. De hecho, le encantaba. El recorrido se hacía mucho más entretenido. Poco a poco, los golpes fueron dando una nueva forma a la piedra. El peregrino se percató de ello y la cogió asombrado.




"¡Qué bonita!" se dijo.

Y desde entonces, decidió continuar viajando con ella pero colgada de su cuello.

Recuerda que las esculturas más bonitas fueron piedras un día
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No, no estoy muy sembrada. Y no, no me he fumado nada.
 Es un intento de fábula que se me ocurrió un día y al que he dado forma ahora.
A lo mejor, si la hubiera escrito el mismo día que se me ocurrió, habría salido de otra forma, hmm
En fins, espero que se entiendan todos los significados, y que guste :)
MIL GRACIAS a quien lea y otras MIL a quien comente/critique