Hay una parte de mi que está dormida. Se encuentra flotando en el limbo de algunos de mis Pensamientos. Aquellos que la necesitan despierta. Ellos la mantienen viva, pero no pueden hacerlo para siempre. No tienen esa capacidad. Precisan de algo más para que despierte, de una chispa, sino llegará un momento en el que ellos, sintiéndose abandonados, desaparecerán y, por su parte, ella morirá.
Esa chispa orbita alrededor de los Pensamientos y es como la lluvia: sigue un ciclo. Esto significa que, en realidad, está presente en todo momento, pero no es hasta que se enciende cuando cumple su función. Surge repentinamente, cuando se dan una serie de condiciones en el transcurso de ese ciclo, lo que ocurre es que para algunos es difícil prenderla. Se requiere de mucho coraje para conseguirlo... y confieso que tengo miedo porque presiento que, como siga así, esa parte de mi morirá. El deceso no tiene lugar de la noche a la mañana, de hecho hay partes de nosotros mismos que permanecen dormidas eternamente y mueren cuando nosotros lo hacemos. Dicen que eso es incluso peor, porque los Pensamientos sufren. De hecho, me apenan mis Pensamientos, por ello intento alimentarles cada día, para que se mantengan fuertes hasta que logre encender la chispa. Pero a veces lo más difícil no es eso, sino defenderles de los monstruos. Sí, los monstruos ¿no has oído hablar de ellos? Verás, no hay dos iguales, pero se les distingue por su aura oscura. Los hay de distintos tamaños y formas, y, en definitiva, buscan deshacerse de los Pensamientos. Para ello, absorben su energía hasta evaporarlos y dejarlos en nada. Es por ello que hay que alimentarlos cada día: necesitan fortalecerse, pues estos monstruos no actúan de manera inmediata, todo ocurre lentamente.
¿Ahora entiendes a lo que me refería cuando hablaba del coraje? Estos monstruos formaban parte de los Pensamientos a los que intentan absorber, pero en el momento en que se originaron, se desprendieron de ellos y se regodearon en la oscuridad que les envuelve. Hay personas que cometen el error de alimentarles a ellos también con el pretexto de que, al fin y al cabo, también son 'sus creaciones', pero eso solo empeora las cosas. A los Miedos, nunca hay que alimentarles, ellos solos sobreviven mejor que los Pensamientos.
Me he propuesto visitar más a menudo a los Pensamientos, contemplar esa parte de mi dormida e imaginarla despierta. Haré lo imposible para avivar esa chispa, esa bombillita, esa Idea. Siempre que lo he hecho, ha terminado originándose otro Pensamiento, porque así es como nacen: son un intento fallido de encender la chispa. Pero no, yo sé que algún día despertaré esa parte de mi, ese sueño por cumplir se hará realidad. Y espero que tú, querido lector, hagas lo mismo con esa parte de ti que dormita en algún rincón de tu cabeza.
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Gracias por llegar hasta aquí :)
Me ha gustado especialmente esta entrada. Luces insospechadas de virtudes en letargo. En nuestra mano queda buscarlas y encenderlas. Una tarea, a veces, peligrosa. Pues a menudo el peor enemigo de todos, somos nosotros mismos... y es necesario mucho valor para plantarle cara.
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