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miércoles, 16 de agosto de 2017

No me acostumbro

Hace apenas un mes que volví a casa. Llevaba muletas y cuando llegué al portal ¿sabes qué fue lo primero que pensé? tener cuidado por si venía corriendo y le pisaba. Él, supongo que como todos, era así. El sonido de la puerta de fuera ya le alertaba para esperar impaciente la llegada de cualquiera de los de casa. No me preguntes porqué, porque me siento estúpida diciendo esto, pero cuando me levanto por las noches a beber agua, aún voy con cuidado "por si le piso"; aún espero que se suba al sofá o a la cama y eche todo su peso sobre mi o que el hecho de no encontrarle cerca sea porque está escondido debajo de mi cama. Cuando me doy cuenta, me invade un sentimiento desolador y me siento terriblemente tonta. No sabría explicarlo con exactitud porque es cuestión de segundos, pero sé que es inevitable, ya que a pesar del tiempo pasado, aún no me acostumbro. 

A veces, mi lado masoca reclama su libertad y me pongo a ver sus fotos. No es habitual, lo habré hecho un par de veces porque me veo incapaz de sostener la mirada sin lagrimar, pero algo me dice que lo necesito. La gente dice que está bien para recordar los buenos momentos con él y no se lo niego porque entre lágrima y lágrima se me escapa alguna sonrisa, pero es que me revienta el hecho de que no esté. Que no se puedan repetir esos momentos o vivir otros. Sale la niña que llevo dentro en todo su esplendor y se enfurruña. Patalea y no para de preguntarse 'por qué' a pesar de saber perfectamente que, si bien hay cosas que no tienen explicación en esta vida, la muerte es la más inexplicable y certera de todas. 'Por qué se tuvo que ir', 'por qué no pudo esperar si me quedaban tres días para volver',... Lo que no olvidaré son los 'no puede ser' que no paraba de repetir, que siempre había escuchado en las películas y comprendí con todas las de la ley entonces.

En fin, supongo que tras este tipo de cosas, eres el doble de consciente de que hay situaciones con las que, simplemente, debes aprender a vivir. Que no hay vuelta de hoja, ni por donde pillar el asunto porque es así. Que no valen huelgas, ni reclamaciones a nadie, que por más que te quejes nada va a cambiar y que toca aprender a recordar sin que duela tanto. Porque hazme caso, y a quien haya perdido alguien importante lo sabrá, conforme pasa el tiempo te afecta de manera diferente, pero nunca deja de doler.

Bueno, si has llegado hasta aquí, no me queda otra que agradecértelo porque, en realidad, esto no tiene otro fin que el de desahogarme, así que gracias.

Y sobretodo, gracias a ti por los años que nos has dado.
Siempre estarás conmigo.

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