Una de las cosas que más (me) duele de fallar a los demás es que, aunque no te des cuenta, también te estás fallando a ti mismo. Es curioso cómo el tiempo pasa sin apegos por encima de aquellos a los que va avasallando. Pero es aún más curioso ver e incluso ser conscientes de cómo nosotros nos dejamos avasallar. Es como si viéramos venir el tren y, en vez de apartarnos, nos quedáramos ahí parados, observando cómo se acerca sin importarnos lo que ocurra.
...
Pero yo ya estoy harta de dejarme atropellar impasivamente; harta de que el tiempo se me suba a la chepa y de quedarme parada sin hacer nada. Harta de vagar entre "luego's" que se estancan y nunca llegan a transformarse en "ya está's" y que alguna que otra vez se quedan en la crisálida del "lo estoy intentando". Estoy harta de que la realidad pase por un filtro, que ignoro porqué no está ya destruido, y se transforme en algo totalmente distinto, porque ese filtro sea el asesino de las ilusiones. Harta, muy harta de auto convencerme de cosas como que "querer" se basa en abrazos y "te quiero's" cuando el simple hecho de estar, en cuerpo -más o menos, pero estar- y, sobretodo, mente y corazón, lo demuestran por sí solos. Harta de tener que caer tan bajo porque no soporto la verdad: porque las palabras se las lleva el viento, los gestos dejan un recuerdo, pero lo que sientes queda tatuado para siempre en el alma. Y eso es lo que, pienso, cuenta de verdad.
Sí, estoy harta.
Harta de hacer memoria y, a veces, perderme en ella. De regalar mi tiempo a pensamientos que ya no tienen cabida en el presente. Y de regalar sentimientos a personas que no saben corresponderlos. Y de decidir contando en los demás antes que en mi, solo por miedo a perderles. Harta de cuestionarme tantos porqué's cuya respuesta es tan clara como la ausencia de la misma. De verdad que siento que hay días en los que la añoranza gana el pulso... y tal vez, solo tal vez, por eso me preocupa tanto el futuro: porque, en esos casos, es único lugar al que se puede huir. Y me agobio. Y vuelvo a ausentarme. Y vuelvo a perderme.
También estoy harta, hartísima de darme un rato -y dos, y tres, y mil...- para mi, para re ordenar mis pensamientos, para enfocarme en lo que quiero o, simplemente, para reflexionar, cuando lo que de verdad quiero está fuera; está en el hacer y no tanto en el pensar que lo voy a hacer; está en el intentar, acertar o fallar, e incluso en el aceptar y tratar de hacer otras cosas. Harta de auto compadecerme y pensar que estoy dando todo de mi cuando sé perfectamente que soy capaz de dar mucho más que eso. Que existe un potencial patente, pero hay otro por descubrir y con las excusas no se consigue otra cosa que taparlos. A los dos.
A los dos. Al que te ha hecho y al que te hará. Al que puede que ni siquiera sepas que existe, pero está. Al que ignoras, del que no quieres saber porque, ciertamente, te da miedo. Avanzar, a veces, es terrorífico. Mover ficha contra el destino a veces es costoso, siempre arriesgado. Por eso estoy harta, por esas veces que me dejé arrastrar por el tiempo otorgándole el control de mi vida. Harta por el simple hecho de pensar que algún día pude ser una simple tripulante cuando debería haber sido capitana.
Lo cierto es... que estoy cansada de ser consciente de todo esto y no haber querido aceptar hasta el momento que hubo mucho tiempo durante el cual, simplemente, no quise aceptarlo.
"Estoy demasiado harta de todo y por eso este será el último día" me dije.
"Que no volveré a hartarme tanto por tanto"
"Que me daré mi lugar, a mi y
a mis pensamientos,
porque es normal
hartarse,
pero
no
es bueno resignarse"
* * *
Gracias por llegar hasta aquí :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario :)